Abejas cuco: incluso entre las abejas hay parásitos arrogantes

La imagen de una abeja está asociada con un insecto increíblemente trabajador. Recogen néctar todo el día, vuelan incansablemente de flor en flor, construyen una vivienda increíblemente compleja, mantienen el microclima necesario y todo esto por el bien de la generación futura. Cultivar crías sanas y asegurar la existencia continua de abejas es la tarea más importante de cada enjambre de abejas. Pero resulta que no todas las abejas son higienistas tan celosas, cuya vida entera se dedica a servir a la familia y cuidar la posteridad. Entre estos insectos hay miles de especies que pueden llamarse con seguridad parásitos y parásitos. Utilizan otros tipos de abejas como niñeras y enfermeras para sus hijos, pero no se molestan con tanto alboroto.

Neon cuckoo bee: uno de los tipos de parásitos

Es difícil decir cómo surgió esa táctica de supervivencia, pero sus partidarios son miles de especies de abejas que viven en diferentes rincones del mundo. Las hembras de tales abejas, como cucos conocidos, ponen sus huevos en viviendas de otras especies. Al mismo tiempo, los entomólogos señalan que tales abejas a menudo tienen un parecido externo con la nodriza, en la que parasitan. Tal adquisición evolutiva es muy beneficiosa para los parásitos, porque pueden deslizarse silenciosamente en el nido.

Larvas de abeja

Una larva de una especie alienígena eclosiona y comienza a absorber alimentos cuidadosamente preparados por los propietarios, que no son conscientes de nada. Invitados no invitados toman el lugar de otra persona y absorben la comida preparada por las abejas para las larvas de su especie. Este método de supervivencia de la especie se llama cleptoparasitismo. Durante la evolución, las especies de abejas parásitas han perdido la capacidad de recolectar polen para transferirlo al nido y, por lo tanto, simplemente no saben cómo alimentar a la descendencia. Por cierto, tampoco construyen nidos: las habilidades arquitectónicas se perdieron después de que estos astutos adaptadores se dieron cuenta de que no era necesario construir una colmena para una vida fácil y sin preocupaciones.

Por cierto, entre los abejorros también hay parásitos similares. Más de 20 especies de estos insectos tampoco pueden recolectar polen y parasitar a sus parientes, arrojándoles descaradamente a su descendencia.

En las patas de las abejas parásitas nunca hay grumos de polen, simplemente no pueden recogerlo

Pero este comportamiento está lleno de parásitos con algunos problemas. Es posible que en el transcurso de una mayor evolución, las abejas nodrizas se vuelvan más sabias y comiencen a distinguir sus larvas de los representantes de otras especies. Y dado el hecho de que cada año hay menos abejas en el planeta, las especies debido a las cuales los parásitos producen descendencia pueden desaparecer por completo. Tal giro de los eventos no dejará ninguna posibilidad para las abejas cuco: no importa cuán difíciles sean, desaparecerán después de ellas.

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